jueves, 9 de agosto de 2012


Actuar en tiempo de necesidad


Con espíritu de oración, estudie este material y, según sea apropiado, analícelo con las hermanas a las que visita. Utilice las preguntas como ayuda para fortalecer a sus hermanas y para hacer de la Sociedad de Socorro una parte activa de la vida de usted.

Actuar en tiempo de necesidad

Uno de nuestros propósitos como maestras visitantes es ayudar a fortalecer las familias y los hogares. Las hermanas a las que visitamos deberían poder decir: “Si tengo problemas, sé que mis maestras visitantes me brindarán ayuda sin esperar a que se la pida”. A fin de servir, tenemos la responsabilidad de ser conscientes de las necesidades de las hermanas que visitamos; al procurar inspiración, sabremos cómo responder a las necesidades espirituales y temporales de cada hermana que se nos ha asignado visitar. Después, por medio de nuestro tiempo, nuestras habilidades, nuestros talentos, las oraciones de fe y el apoyo espiritual y emocional, ayudaremos a dar servicio caritativo en tiempos de enfermedades, fallecimiento y otras circunstancias especiales1.
Mediante los informes de las maestras visitantes, la presidencia de la Sociedad de Socorro determina qué personas tienen necesidades especiales debido a enfermedades físicas o emocionales, emergencias, nacimientos, fallecimientos, discapacidades, soledad y otros problemas. Luego, la presidenta informa lo que averiguó al obispo y, bajo su dirección, ella coordina la ayuda2.
Como maestras visitantes podemos tener “gran motivo… para regocijarnos” gracias a “la bendición que se ha conferido sobre [nosotras], que hemos sido [hechas] instrumentos en las manos de Dios para realizar esta gran obra” (Alma 26:1, 3).

De nuestra historia

En los primeros años de la Iglesia, los miembros eran pocos y estaban centralizados; podían responder rápido cuando alguien tenía una necesidad. Hoy, la cantidad de miembros supera los catorce millones y están extendidos por todo el mundo. El programa de maestras visitantes es parte del plan del Señor para proporcionar ayuda a todos Sus hijos.
“El único sistema que podría proporcionar socorro y consuelo a lo largo y ancho de una Iglesia tan grande en un mundo tan diverso, sería mediante siervas individuales que estuvieran cerca de los necesitados”, dijo el presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia.
“…Todo obispo y presidente de rama tiene una presidenta de la Sociedad de Socorro en quien puede confiar”, agregó. “Ella tiene maestras visitantes que conocen las pruebas y las necesidades de cada hermana. Por medio de ellas, la presidenta puede saber lo que está en el corazón de las personas y las familias, y puede satisfacer necesidades y ayudar al obispo en su llamamiento de velar por las personas en forma individual y por las familias”3.

domingo, 22 de julio de 2012


Dieter F. Uchtdorf

Siempre en el punto medio

En muchos calendarios del mundo, el mes de julio indica la mitad del año. Aunque el comienzo y el final de las cosas se celebran y se recuerdan, el punto medio con frecuencia pasa desapercibido.
Los comienzos son los momentos para tomar determinaciones, crear planes, recibir impulsos de energía; los finales son momentos para comenzar a relajarse, y pueden incluir sentimientos de satisfacción o de fracaso. Pero, con la perspectiva apropiada, el considerar que nos encontramos en el punto medio de las cosas puede ayudarnos no sólo a comprender la vida un poco mejor, sino también a vivirla de manera más significativa.

El punto medio de la obra misional

Cuando les hablo a los misioneros jóvenes, con frecuencia les digo que están en el punto medio de sus misiones. Ya sea que hayan acabado de llegar el día anterior o que estén por volver a casa al día siguiente, les pido que piensen que siempre están en el punto medio.
Los misioneros nuevos tal vez sientan que tienen muy poca experiencia para ser eficientes y, por tanto, se demoran en hablar o actuar con confianza y resolución. Los misioneros con experiencia que están cerca del final pueden sentirse tristes porque la misión esté por terminar, o tal vez aminoren el ritmo al ponerse a pensar en lo que harán después de la misión.
Independientemente de las circunstancias y de dónde presten servicio, la verdad es que los misioneros del Señor siembran a diario incontables semillas de buenas nuevas. El pensar siempre que están en el punto medio de su misión dará valor y energía a estos fieles representantes del Señor. Eso se aplica tanto a los misioneros de tiempo completo como a todos nosotros.

Siempre estamos en el punto medio

Este cambio de perspectiva es más que un simple engaño de la mente. Hay una verdad sublime detrás de la idea de que siempre estamos en el punto medio. Si miramos nuestra ubicación en un mapa, nos veremos tentados a decir que estamos en el lugar de origen, pero si observamos con más detenimiento, no importa dónde estemos, sólo nos encontramos en el punto medio de una zona más amplia.
Lo que es cierto en el espacio también es cierto con respecto al tiempo. Tal vez sintamos que estamos al comienzo o al final de la vida; pero cuando consideramos nuestra ubicación en el contexto de la eternidad, cuando nos damos cuenta de que nuestro espíritu ha existido más tiempo del que podemos medir y que, gracias al sacrificio perfecto de la expiación de Jesucristo, nuestra alma existirá durante una eternidad futura, reconocemos que verdaderamente estamos en el punto medio.
Hace poco sentí que debía renovar la lápida de la tumba de mis padres. La tumba se había deteriorado con el tiempo y pensé que una nueva lápida sería más adecuada para honrar sus vidas ejemplares. Cuando vi las fechas de nacimiento y defunción en la lápida, separadas por el insignificante y habitual guión, ese pequeño símbolo, que representa la duración de una vida, trajo a mi mente y a mi corazón una inmensidad de recuerdos gratos. Cada uno de esos atesorados recuerdos refleja un momento en el medio de la vida de mis padres y de la mía.
No importa la edad que tengamos ni dónde nos encontremos, cuando las cosas ocurren en la vida, siempre estamos en el punto medio; es más, siempre estaremos en el punto medio.

La esperanza de estar en el punto medio

Sí, habrá comienzos y finales a lo largo de la vida, pero ésos son sólo indicadores en el camino del gran medio de nuestras vidas eternas. Ya sea que estemos al comienzo o al final, seamos jóvenes o ancianos, el Señor puede utilizarnos para Sus propósitos si simplemente hacemos a un lado los pensamientos que limitan nuestra capacidad de servir y permitimos que Su voluntad rija nuestra vida.
Dice el salmista: “Éste es el día que hizo Jehová; [debemos regocijarnos y alegrarnos] en él” (véase Salmo 118:24). Amulek nos recuerda que “esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios; sí,el día de esta vida es el día en que el hombre debe ejecutar su obra” (Alma 34:32; cursiva agregada). Y la poetisa expresa: “El para siempre se compone de ahoras”1.
Estar siempre en el punto medio significa que el partido nunca termina, que nunca se pierde la esperanza y que la derrota nunca es definitiva; pues, dondequiera que nos encontremos o cualesquiera sean nuestras circunstancias, tenemos por delante una eternidad de comienzos y finales.
Siempre estamos en el punto medio.

Cómo enseñar este mensaje

Considere la posibilidad de analizar con la familia en qué forma se encuentran “siempre en el medio”, aun cuando estén al comienzo o al final de algo. Anímelos a hacer todo lo posible por esforzarse en sus actividades del momento sin pensar en el pasado ni esperar hasta la próxima actividad o proyecto. Tal vez podría sugerir que elijan algo que puedan hacer como familia a fin de poner en práctica este consejo y establecer una fecha en la cual esperan lograr su meta.
Jóvenes

En el punto medio de tu preparación para una misión

El presidente Uchtdorf les dice a los misioneros que imaginen que se encuentran en el punto medio de sus misiones. Ustedes también pueden aplicar esa idea a su preparación para la misión; ya sea que tengan 12 o 18 años, pueden prepararse para servir en una misión.
¿Cuáles son algunas de las cosas que pueden hacer “en el punto medio” de la preparación para su misión?
  •  
    Siempre sean dignos de asistir al templo.
  •  
    Para aprender a reconocer los susurros del Espíritu Santo, escriban las impresiones que tengan y actúen de acuerdo con ellas.
  •  
    Oren por los misioneros.
  •  
    Pregunten a los misioneros de su localidad qué les recomiendan hacer para prepararse para su misión.
  •  
    Aprendan a administrar su tiempo eficazmente e incluyan actividades importantes como el servicio, estudiar las Escrituras y escribir en su diario personal.
  •  
    Cuando hablen con un miembro de la familia, compartan un pasaje de las Escrituras que los haya inspirado recientemente y expresen lo que piensan sobre dicho pasaje.
  •  
    Pregunten a sus amigos sobre su religión y sus creencias, y estén dispuestos a compartir las de ustedes. Invítenlos a actividades de la Iglesia.
Al reconocer que están en el punto medio de su preparación para la misión, vivirán de manera de ser más dignos de la confianza del Señor y de la compañía del Espíritu.
Niños

Todos podemos hacer algo ahora

  1. 1. 
    El presidente Uchtdorf enseña que no importa la edad que tengas, puedes hacer algo para ayudar a los demás. Haz una lista de tus talentos y habilidades en tu diario personal o en una hoja, y pregunta a tus padres cuáles creen ellos que son tus talentos.
  2. 2. 
    Determina cómo podrías usar tus talentos para ayudar a otras personas en las situaciones que se mencionan a continuación.
  3. 3. 
    Al final de tu lista de talentos, escribe una manera en que podrías utilizarlos para ayudar a las demás personas durante esta semana.

miércoles, 4 de julio de 2012

El Señor Jesucristo y su santa Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: Él es el punto central de nuestra adoración; Él es el Hijo del Dios viviente, el Primogénito del Padre, el Unigénito en la carne. Él "ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron" (1 Corintios15:20). Él es el Señor que vendrá de nuevo "para reinar en la tierra sobre su pueblo" (D. y C. 76:63; véase también Miqueas 4:7; Apocalipsis 11:15).
Nadie tan grandioso ha caminado sobre la tierra; ningún otro ha hecho un sacrificio comparable ni otorgado una bendición semejante. 







Él es el Salvador y el Redentor del mundo. Creo en Él; afirmo Su divinidad sin dudas ni evasivas. Lo amo. Pronuncio el nombre de Jesucristo con reverencia y maravilla. Él es nuestro Rey, nuestro Señor, nuestro Maestro, el Cristo viviente, que está a la diestra de Su Padre. ¡Él vive! Él vive, resplandeciente y maravilloso, el Hijo viviente del Dios viviente. ( GORDON B. HINCKLEY )


martes, 26 de junio de 2012


ECUADOR: En pos de la excelencia

  • 3 MARZO 2012

En una reunión de Presidencia de la Sociedad de Socorro de la Estaca Calderón, estábamos preocupadas por la cantidad de hermanas que salían a trabajar dejando a sus hijos solos o con otras personas bajo su cuidado, cuando nuestros profetas nos han repetido que el papel más importante de la mujer está en el hogar. El presidente Gordon B. Hinckley dijo: “Dios ha puesto en el alma de la mujer algo divino que se expresa en tácita fortaleza, en refinamiento, en paz, en virtud, en verdad y en amor. Y todas esas notables cualidades hallan su más fiel y más satisfactoria expresión en la maternidad” Entonces, decidimos preguntarle al Señor ¿qué podíamos hacer para ayudar a las hermanas, a fin de que puedan aportar económicamente desde sus hogares y no tengan la necesidad de salir a trabajar? Tuvimos el sentimiento de que deberíamos enseñarles diferentes habilidades para que ellas sean autosuficientes y aporten a su hogar sin salir de casa. Entonces, decidimos impartir cursos o talleres semanales para capacitarlas. Pedimos la  colaboración de hermanas y hermanos de la estaca especialistas en dichos talleres y así los  llevamos a cabo durante todo un año al final del cual hicimos una feria para evaluar el cómo nos había ido, y obtuvimos resultados sorprendentes.
Todos los stands presentados por cada barrio estaban llenos de trabajos manuales. Las hermanas se habían esforzado mucho por desarrollar sus habilidades, hubo gran cantidad de visitantes, miembros y no miembros, razón por la cual invitamos a la obra misional de la estaca para obtenerEn una reunión de Presidencia de la Sociedad de Socorro de la Estaca Calderón, estábamos preocupadas por la cantidad de hermanas que salían a trabajar dejando a sus hijos solos o con otras personas bajo su cuidado, cuando nuestros profetas nos han repetido que el papel más importante de la mujer está en el hogar. El presidente Gordon B. Hinckley dijo: “Dios ha puesto en el alma de la mujer algo divino que se expresa en tácita fortaleza, en refinamiento, en paz, en virtud, en verdad y en amor. Y todas esas notables cualidades hallan su más fiel y más satisfactoria expresión en la maternidad” Entonces, decidimos preguntarle al Señor ¿qué podíamos hacer para ayudar a las hermanas, a fin de que puedan aportar económicamente desde sus hogares y no tengan la necesidad de salir a trabajar? Tuvimos el sentimiento de que deberíamos enseñarles diferentes habilidades para que ellas sean autosuficientes y aporten a su hogar sin salir de casa. Entonces, decidimos impartir cursos o talleres semanales para capacitarlas. Pedimos la  colaboración de hermanas y hermanos de la estaca especialistas en dichos talleres y así los  llevamos a cabo durante todo un año al final del cual hicimos una feria para evaluar el cómo nos había ido, y obtuvimos resultados sorprendentes.
referencias.
Estos talleres han beneficiado mucho a todas las participantes, desarrollamos la creatividad y los talentos, conocimos a diferentes hermanas de otros barrios, intercambiamos intercambiamos materiales, e incluso fortalecimos la autoestima de muchas que se sintieron capaces de desarrollar habilidades que les parecían difíciles, así se sintieron valoradas, respetadas y siempre apreciadas. Esto, se sumó al beneficio espiritual adicional, ya que los talleres se impartieron siempre en una
capilla y bajo el orden de oración, reverencia y constante invitación para recibir la influencia del Espíritu Santo.
Al escuchar a varias hermanas hablar de cómo su vida ha cambiado gracias a estos talleres nos llenamos de alegría y satisfacción por haber vencido las dificultades que se presentaron en el camino y cumplir con el proyecto trazado en beneficio de nuestras hermanas. Sabemos que  siempre existirá la oposición pero también sabemos que cuando el Señor habla y el hombre  obedece, ese hombre o mujer jamás se equivoca.
Una de mis escrituras favoritas es “Iré delante de vuestra faz. Estaré a vuestra diestra y a vuestra  siniestra, y mi Espíritu estará en vuestro corazón, y mis ángeles alrededor de vosotros, para  sosteneros” (D. y C. 84:88). Como  Presidencia de la Sociedad de Socorro de Estaca hemos aprendido  mucho pues reconocemos que ha sido el  Señor quien ha liderado esta actividad y nos ha protegido, guiado y enseñado. Hemos visto la mano de muchos ángeles alrededor de  nosotros para sostenernos y ayudarnos a que este proyecto pueda lograrse. Sé con todo mi corazón que esta es la Obra del Señor, que cuando nos ponemos en Sus manos, hacemos Su  voluntad y seguimos los susurros del Espíritu Santo, podemos ser instrumentos en Sus manos para estar preparadas y no temer ante las dificultades que se nos presenten en la vida. Ahora sé  también que D y C 84:106 es una promesa que si la ponemos a prueba con nada más que un poco de fe, se cumplirá. En el nombre de Jesucristo, Amén

lunes, 25 de junio de 2012


HABLAMOS DE CRISTO

Un río de paz


A pesar de mi dolor, seguí adelante, cabeza en alto, con fe y esperanza en el Padre Celestial y en Jesucristo.

Un río de paz

El día que nuestro hijo mayor murió en un accidente, su pérdida abrió una herida desgarradora en mi alma; sin embargo, sabía que podía contar con el poder de la expiación del Salvador para ayudarme a llevar la pesada carga de pena y dolor. Mi esposo y yo les pedimos a nuestros maestros orientadores que nos dieran una bendición a cada uno, pues sabíamos que seríamos fortalecidos. Nuestro Salvador ha prometido que no nos dejará sin consuelo (véase Juan 14:18). Me he aferrado con fuerza a esa promesa y testifico que Él también se ha ceñido a ella.
Isaías enseña que el Salvador fue “un varón de dolores y experimentado en quebranto” (Isaías 53:3). Si alguien podía socorrernos, yo sabía de forma muy personal que sería Él; pero, también sabía que si nos quitaba el dolor de inmediato, no habría crecimiento ni despertaría nuestro entendimiento.
A pesar de la angustia, he experimentado un constante río de paz proveniente del Salvador (véase 1 Nefi 20:18). En momentos, días o aun en semanas difíciles, Su paz ha alejado la tristeza; sólo he tenido que pedirlo. El Padre Celestial no quiere que atravesemos solos esta vida terrenal.
Cuando pienso en el accidente en el que mi hijo perdió la vida, recuerdo un relato del Antiguo Testamento:
“…nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tus manos, oh rey, él nos librará.
Y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses” (Daniel 3:17–18; cursiva agregada).
La parte importante es: “Y si no”. Debemos permanecer fieles, no importa lo que suceda. El Padre Celestial pudo haber enviado ángeles para que salvaran a mi hijo del peligro, pero no lo hizo. Él sabe lo que necesitamos para ser santificados a fin de estar preparados para regresar a nuestro hogar con Él. Todo saldrá bien; pero eso no significa que nunca más nos lamentaremos ni lloraremos. El sufrimiento es resultado del amor que sentimos, pero nuestro corazón no tiene que estar acongojado.
El mejor regalo que podemos dar a aquéllos que están a ambos lados del velo es seguir adelante, cabeza en alto, con fe y esperanza en el Padre Celestial y en Jesucristo, aun cuando demos cada paso con lágrimas en los ojos. Se nos ha prometido que “no hay victoria para el sepulcro, y el aguijón de la muerte es consumido en Cristo” (Mosíah 16:8). Un día “enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros” (Isaías 25:8).
En una próxima noche de hogar, considere la posibilidad de hablar sobre la muerte, la resurrección y el plan de salvación. Vea, por ejemplo: 2 Nefi 9 y Alma 11–12.

Y si no

Élder Neal A. Maxwell
“…el fiel tampoco será completamente inmune a los acontecimientos de este planeta. De ahí que la valiente actitud de Sadrac, Mesac y Abed-nego, cuando estaban en peligro, sea digna de emular. Ellos sabían que Dios podía rescatarlos. ‘Y si no’, afirmaron, servirían a Dios de todas maneras (véase Daniel 3:16–18).”
Élder Neal A. Maxwell (1926–2004), del Quórum de los Doce Apóstoles, “Rodeados por los brazos de Su amor”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 17.

¿Cómo podemos afrontar las penas?

El élder Joseph B. Wirthlin (1917–2008), del Quórum de los Doce Apóstoles, planteó esa pregunta en su discurso de la conferencia general de octubre de 2006:
“Creo que de todos los días desde el comienzo de la historia del mundo, aquel viernes [cuando se crucificó al Salvador] fue el más tenebroso.
“Pero el pesar de aquel día no perduró.
“La desesperación no perduró, puesto que el domingo, el Señor resucitado rompió los lazos de la muerte; salió de la tumba y apareció glorioso y triunfante como el Salvador de toda la humanidad.
“En un instante, se enjugaron las lágrimas que habían sido derramadas. Los labios que habían susurrado oraciones de aflicción ahora llenaban el aire con alabanzas, pues Jesús el Cristo, el Hijo del Dios viviente, estaba de pie ante ellos como las primicias de la Resurrección, la prueba de que la muerte es sólo el principio de una existencia nueva y maravillosa …
“Por motivo de la vida y del sacrificio eterno del Salvador del mundo, nos reuniremos con aquellos a quienes hemos amado”.

viernes, 15 de junio de 2012


Jesucristo: Nuestro Salvador

“He aquí, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo. Y he aquí, soy la luz y la vida del mundo; y he... glorificado al Padre, tomando sobre mí los pecados del mundo, con lo cual me he sometido a la voluntad del Padre en todas las cosas desde el principio”.
Libro de Mormón, 3 Nefi 11:10-11
El Padre Celestial le ama a usted y desea que viva en Su presencia después de esta vida. Su plan, llamado el evangelio de Jesucristo, le llevará de regreso a Él si es que opta por seguirlo.
El evangelio de Jesucristo es sencillo. Empieza con la fe en Jesucristo. Tener fe en Jesucristo es creer en Él, confiar en Él y depender de Él. La fe en Jesucristo le lleva a desear mejorar su vida. Por medio del arrepentimiento, usted cambia los pensamientos, los deseos, los hábitos y las acciones que no estén en armonía con las enseñanzas de Dios. El Padre Celestial le promete que si se arrepiente, Él le perdonará los pecados.
La fe en Jesucristo y el arrepentimiento lo preparan para el bautismo y el don del Espíritu Santo. Jesucristo enseñó que todos se deben bautizar en el agua y en el Espíritu para el perdón de los pecados. Por medio del bautismo efectuado por alguien que posea la autoridad del sacerdocio de Dios y por medio de la recepción del Espíritu Santo, usted nacerá de nuevo espiritualmente. Después del bautismo, Dios promete darle el don del Espíritu Santo, que a usted le servirá de guía, consuelo y ayuda para saber y reconocer la verdad.
El evangelio de Jesucristo se ha restaurado por medio de la revelación que Dios dio al profeta José Smith y a otros profetas. Usted puede saber por cuenta propia que esto es verdad al preguntárselo al Padre Celestial en oración. 

jueves, 14 de junio de 2012


¿A dónde me conducirán mis decisiones?


¿Podía Karina cambiar su rumbo si cambiaba sus decisiones?
La sonrisa de Karina desapareció. Comenzó a sudar, y no porque hiciera más calor de lo usual esa semana. Miró a su alrededor en busca de ayuda pero, a pesar de la multitud que había en el programa de puertas abiertas, nadie parecía notar que estaba sola con la periodista que le hacía todas esas preguntas.
Hasta ese momento, Karina, que tenía 17 años, había disfrutado de ofrecerse como voluntaria para el programa de puertas abiertas del Templo de Kiev, Ucrania. Ahora, frente a la reportera que esperaba con expectativa, parecía tener la lengua trabada.
Karina temía que, debido a los errores que había cometido en el pasado y que estaba tratando de superar, Dios no la ayudara.

A dónde nos conduce el seguir a la multitud

Al criarse en la Iglesia, Karina había soñado casarse en el templo; pero, como muchos adolescentes, sentía la necesidad de tener la aprobación de los demás.
Ella quería ser hermosa y popular como su hermana mayor; soñaba con sobresalir y que la admiraran, pero tenía miedo de llamar la atención y de que la ridiculizaran. El querer seguir los pasos de su padre e ir a la academia de policía sólo aumentaba la presión; de los dos mil estudiantes, sólo setenta eran mujeres. A ella le gustaba recibir atención, pero al mismo tiempo tenía miedo.
Por su deseo de sentirse parte del grupo, tomó decisiones incorrectas. “La influencia del mundo era fuerte”, dice Karina. “La gente a mi alrededor tomaba y fumaba; me insistieron y yo cedí. Me gustaba ser parte de un grupo que se sentía tan libre de preocupaciones”.
Ella sabía que no estaba haciendo lo correcto, pero no pensó hacia dónde la conducirían sus decisiones al seguir al grupo y alejarse de Dios (véaseMateo 7:13–14).

Decidir cambiar implica cambiar las decisiones que tomamos

Un día, un jovencito que a ella le gustaba le dijo que respetaba las creencias religiosas que ella tenía.
Avergonzada por no vivir mejor esas creencias, Karina finalmente se detuvo a pensar en el sendero en el que se encontraba (véase Hageo 1:5–7). Se dio cuenta de que sus decisiones la estaban alejando de Dios, de la compañía del Espíritu Santo y de su sueño de tener una familia eterna.
La única forma de cambiar la dirección en la que iba era cambiar las decisiones que tomaba cada día1. Pero se preguntaba si ya había avanzado demasiado por el camino equivocado. ¿Era demasiado tarde para cambiar?
Para comenzar a cambiar, Karina decidió orar y leer las Escrituras todos los días. Empezó a escribir en su diario personal, lo cual la ayudó a reconocer la ayuda que recibía del Padre Celestial cada día. Cambiaba el tema si las conversaciones se tornaban inapropiadas.
La decisión más difícil fue la de escoger quedarse sin amigos por un tiempo antes de tener amistades que fueran una influencia negativa. Comenzó a buscar amigos que tuvieran normas más elevadas.

La importancia de la esperanza

En los meses siguientes, el adversario le infundió duda y temor cada vez que se enfrentaba a una decisión. A veces se preguntaba si el esfuerzo de seguir al Salvador valía la pena. Parecía que lo que quería llegar a ser era inalcanzable.
Sin embargo, observó cómo vivían sus padres y otras personas que tenían un testimonio fuerte y aprendió que hay algo más poderoso que la duda y el temor; aprendió que gracias al arrepentimiento, hay esperanza.
“Vi que era posible vivir de manera correcta”, dice. “No se nos condena por causa de nuestros errores; nuestro Padre Celestial nos ha dado la oportunidad de arrepentirnos y cambiar nuestro rumbo”.
El alejarse de sus decisiones pasadas y tratar de seguir al Salvador cada día le han enseñado que el Padre Celestial es paciente. “Él me ha dado una oportunidad tras otra de cambiar y de llegar a ser una persona mejor”, expresó. “Me ha ayudado a través de las dificultades”.

La ayuda está disponible si escogemos seguir

Karina se enderezó y se volvió hacia la periodista. La sonrisa se le iluminó; el Padre Celestial ya había hecho tanto por ella que supo que en ese momento también la ayudaría.
Después de que la reportera terminó de hacerle preguntas, Karina le sonrió y la saludó con la mano. La reportera le devolvió la sonrisa y se alejó. Karina no recordaba mucho de lo que había dicho, pero recordaría por mucho tiempo cómo se sintió al saber que nuestro Padre Celestial siempre está cerca de quienes deciden seguirlo.

Decidir arrepentirse

Presidente Boyd K. Packer
“Si el adversario llegara a tomarlos prisioneros debido a un comportamiento indebido, les recuerdo que ustedes tienen la llave que abrirá la puerta de la prisión desde adentro. Ustedes pueden ser limpiados por medio del sacrificio expiatorio del Salvador Jesucristo.
“En momentos de dificultades, tal vez piensen que no son dignos de ser salvos debido a que han cometido errores, grandes o pequeños, y piensen que ya están perdidos. ¡Eso nunca es verdad! Es más, el arrepentimientopuede sanar lo que causa dolor, sin importar lo que sea”.
Presidente Boyd K. Packer, Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, “Consejo a los jóvenes”, Liahona, noviembre de 2011, pág. 18.

El albedrío y la inspiración


Élder Bruce R. McConkie
Se espera que hagamos todo lo que esté a nuestro alcance y que luego busquemos una respuesta del Señor, un sello confirmador de que hemos llegado a la conclusión correcta.

El albedrío y la inspiración

Cuando morábamos en la presencia de Dios, nuestro Padre Celestial, se nos confirió el albedrío. Eso nos dio la oportunidad y el privilegio de escoger lo que haríamos a fin de tomar decisiones libremente, sin imposiciones… Se espera que utilicemos los dones, los talentos y las habilidades, el sentido común, el juicio y el albedrío con los que se nos ha investido.
No obstante, se nos manda que busquemos al Señor, que deseemos tener Su Espíritu, a fin de obtener el espíritu de revelación e inspiración en nuestra vida. Venimos a la Iglesia y un administrador legal coloca sus manos sobre nuestra cabeza y dice: “Recibe el Espíritu Santo”. Eso nos otorga el don del Espíritu Santo, que es el derecho a tener la compañía constante de ese miembro de la Trinidad, dependiendo de nuestra fidelidad.
De modo que nos enfrentamos a dos proposiciones. Una consiste en que debemos ser guiados por el espíritu de inspiración, el espíritu de revelación. La otra es que nos encontramos aquí bajo instrucción de utilizar nuestro albedrío para determinar, por nosotros mismos, lo que debemos hacer; y debemos lograr un equilibrio entre ambas…
Ahora bien, si me permiten, me gustaría presentar tres casos de estudio, de los cuales quizá podamos extraer algunas conclusiones muy realistas y certeras respecto a lo que debemos hacer en nuestra vida. Tomaré esos ejemplos de las revelaciones que el Señor nos ha dado.

“No has entendido”

Caso de estudio número uno: Había un hombre que se llamaba Oliver Cowdery… Él escribía las palabras que el Profeta le dictaba bajo la influencia del Espíritu durante el proceso de la traducción (en ese momento se estaba traduciendo el Libro de Mormón). En aquella época, el hermano Cowdery era relativamente inmaduro desde el punto de vista espiritual y procuraba y deseaba hacer algo que estaba más allá de su capacidad espiritual del momento: quería traducir. De modo que [le pidió hacerlo] al Profeta; el Profeta se dirigió al Señor con respecto a ese asunto y recibieron una revelación. El Señor dijo: “Oliver Cowdery, de cierto, de cierto te digo: Así como vive el Señor, que es tu Dios y tu Redentor, que ciertamente recibirás conocimiento de cuantas cosas pidieres con fe, con un corazón sincero, creyendo que recibirás…”. Y luego, una de las cosas que él podría recibir se describe como: “[un] conocimiento concerniente a los grabados sobre anales antiguos, que son de antaño, los cuales contienen aquellas partes de mis Escrituras de que se ha hablado por la manifestación de mi Espíritu”.
Tras haber tratado de ese modo el problema específico, el Señor reveló un principio que se aplica a aquella y a todas las demás situaciones similares: “Sí, he aquí, hablaré a tu mente y a tu corazón por medio del Espíritu Santo que vendrá sobre ti y morará en tu corazón. Ahora, he aquí, éste es el espíritu de revelación” (D. y C. 8:2–3)…
De modo que preguntó; y, como saben, no tuvo éxito, fue totalmente incapaz de traducir… Se llevó de nuevo el asunto al Señor, a la promesa de quien habían estado tratando de ajustarse, y la respuesta llegó; llegó la razón por la cual él no podía traducir: “No has entendido; has supuesto que yo te lo concedería cuando no pensaste sino en pedirme” (D. y C. 9:7).
Aparentemente, eso es lo único que se le había mandado hacer: pedir con fe; pero, el pedir con fe lleva implícito el requisito previo de que hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para lograr el fin que deseamos. Usamos el albedrío con el cual se nos ha investido. Usamos toda facultad, capacidad y habilidad que poseemos para que se produzca la situación en cuestión. Esto se aplica a la traducción del Libro de Mormón, a escoger una esposa, a elegir un empleo; se aplica a cualquiera de las diez mil cosas importantes que surgen en nuestra vida…

“¿Por qué me preguntas a mí?”

Pasemos al caso de estudio número dos: …[Los jareditas] llegaron a las aguas que iban a cruzar y el Señor le dijo al [hermano de Jared]: “Construye algunos barcos”…
[Los barcos] se iban a utilizar en circunstancias peculiares y complicadas, y [el hermano de Jared] necesitaba algo más de lo que los barcos tenían en ese momento: necesitaba aire. Ése era un problema que estaba fuera de su alcance, así que llevó el asunto al Señor; y, dado que estaba completamente más allá de su capacidad de resolverlo, el Señor se lo solucionó y le dijo: “Haz esto y aquello y tendrás aire”.
Pero entonces el hermano de Jared, que tenía confianza porque estaba hablando con el Señor, pues estaba conversando y obteniendo respuestas, hizo otra pregunta: …“¿Qué haremos para tener luz en los barcos?”.
El Señor habló un poco con él al respecto y le dijo: “¿Qué quieres que yo haga para que tengáis luz en vuestros barcos?” (Éter 2:23). En otras palabras: “…Te he dado el albedrío; estás investido con la capacidad y la habilidad. Ve y resuelve el problema”.
Y bien, el hermano de Jared entendió el mensaje. Subió a un monte llamado Shelem, y el registro dice que “de una roca fundió dieciséis piedras pequeñas; y eran blancas y diáfanas, como cristal transparente” (Éter 3:1)…
Entonces el Señor hizo lo que el hermano de Jared le pidió, y ésa fue la ocasión en la que él vio el dedo del Señor; y, mientras estaba en sintonía, recibió una revelación que excedía a toda otra que un profeta hubiese obtenido hasta aquel momento. El Señor le reveló más acerca de Su naturaleza y Su personalidad de lo que jamás antes se había revelado; y todo eso ocurrió porque él había hecho cuanto estaba a su alcance y porque había buscado el consejo del Señor.
Existe un delicado equilibrio entre el albedrío y la inspiración. Se espera que hagamos todo lo que nos sea posible y que luego busquemos una respuesta del Señor, un sello que nos confirme que hemos llegado a la conclusión correcta; y a veces, felizmente, también recibimos verdades y conocimiento adicionales que ni siquiera nos habíamos imaginado.

“Según lo que determinen entre sí y conmigo”

Pasemos ahora al caso de estudio número tres: En los primeros tiempos de la historia de la Iglesia, el Señor mandó a los santos a que se congregaran en cierto lugar de Misuri… Ahora, presten atención a lo que sucedió. Es el Señor el que habla:
“Según dije concerniente a mi siervo Edward Partridge, ésta es la tierra de su residencia y de los que ha escogido para ser sus consejeros; y también la tierra de la residencia de aquel que he nombrado para encargarse de mi almacén;
“por lo tanto, traigan ellos sus familias a esta tierra, [y aquí está lo importante] según lo que determinen entre sí y conmigo” [D. y C. 58:24–25; cursiva agregada]…
Ahora bien, el Señor dijo “congregaos” en Sión. Sin embargo, los detalles y los preparativos, el cómo, el cuándo y las circunstancias, se determinan mediante el albedrío de aquellos a quienes se ha llamado a congregarse, pero deben consultar al Señor…
Después de que el Señor hubo dicho eso al Obispado Presidente de la Iglesia, explicó el principio que regía aquella situación, y que rige todas las situaciones; y ésta es una de nuestras gloriosas verdades reveladas. Él dijo:
“Porque he aquí, no conviene que yo mande en todas las cosas; porque el que es compelido en todo es un siervo perezoso y no sabio; por tanto, no recibe galardón alguno.
“De cierto digo que los hombres deben estar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas de su propia voluntad y efectuar mucha justicia” (D. y C. 58:26, 27 [cursiva agregada])…
Esos son los tres casos de estudio; lleguemos ahora a la conclusión revelada…
…Si aprenden a utilizar el albedrío que Dios les ha dado, tratan de tomar sus propias decisiones, llegan a conclusiones que son certeras y correctas, y acuden al Señor y obtienen Su confirmador sello de aprobación en cuanto a las conclusiones a las que hayan llegado, entonces: primeramente, habrán recibido revelación, y segundo, tendrán la gran recompensa de la vida eterna, de ser levantados en el último día…
Ruego que Dios nos conceda sabiduría en estas cosas, que Dios nos conceda el valor y la capacidad de valernos por nosotros mismos y de utilizar nuestro albedrío así como las habilidades y capacidades que poseemos; entonces, seamos lo suficientemente humildes y dóciles al Espíritu para someter nuestra voluntad a la Suya, obtener Su sello confirmador y ratificador de aprobación y, de esa manera, gozar del espíritu de revelación en la vida. Si así lo hacemos, no hay duda en cuanto al resultado: es paz en esta vida; es gloria, honor y dignidad en la vida venidera.